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Los errores más comunes al elegir un pavimento o revestimiento (y cómo evitarlos)

Elegir un pavimento o revestimiento parece una tarea sencilla hasta que llega el momento de hacerlo. Frente a la enorme oferta de materiales, acabados y formatos, desde porcelanatos hasta microcementos, vinílicos o superficies naturales, la elección se vuelve una decisión estratégica que trasciende lo estético. Un suelo o pared no solo define la identidad visual de un espacio; también condiciona su confort, su durabilidad y su mantenimiento diario.

En arquitectura y diseño interior, los materiales son (además de la cara visible) la superficie sobre la que transcurre la vida. Por eso, cada elección implica evaluar su comportamiento frente al uso, la luz, la humedad y el paso del tiempo. Un pavimento mal seleccionado puede opacar incluso el mejor proyecto, mientras que una decisión acertada puede realzar la arquitectura y acompañar sin desgaste durante años.

Sin embargo, en la práctica, los errores se repiten: mediciones incorrectas, materiales inapropiados para la zona, compras ajustadas o decisiones tomadas solo desde la estética. A continuación, repasamos los desaciertos más frecuentes y cómo evitarlos, con claves que sirven tanto para profesionales como para quienes se enfrentan a su primera obra o reforma.


Porcelanosa.jpg

1. No medir correctamente el espacio

El error: Parece básico, pero ocurre más de lo que se piensa. Tomar medidas aproximadas o redondeadas suele derivar en faltantes o sobrantes de material, lo que retrasa la obra y encarece el proyecto.

Cómo evitarlo: Medir con precisión y calcular siempre los metros cuadrados reales del área, considerando rincones, pilares y desniveles. A la cifra final, sumar entre un 5 y un 10 % adicional para cubrir cortes, ajustes o piezas dañadas durante la instalación. Ese excedente también servirá para futuras reparaciones o reemplazos.

2. Ignorar la resistencia y el uso del material

El error: Elegir solo por estética sin pensar en la función del espacio. Un revestimiento puede ser bellísimo en una muestra, pero durar un suspiro si se instala en un área húmeda o de alto tránsito sin las especificaciones adecuadas.

Cómo evitarlo: Consultar siempre si el material es resistente al agua, a los rayos UV o al desgaste según el lugar donde se aplicará. En cocinas y baños, priorizar cerámicos, porcelanatos o vidrio; para exteriores, buscar materiales antideslizantes y resistentes al sol y la lluvia. La clave está en equilibrar belleza y desempeño técnico.


Porcelanosa 1.png

3. No tener en cuenta la iluminación ni la paleta de colores

El error: Escoger un piso que se ve perfecto en la tienda, pero que cambia completamente bajo la iluminación del hogar. La luz natural, las lámparas o incluso el color de las paredes alteran la percepción del tono y la textura.

Cómo evitarlo: Solicitar muestras reales y obsérvalas en distintas horas del día dentro del ambiente donde serán instaladas. Tener en cuenta que los suelos oscuros pueden reducir la sensación de amplitud en espacios poco iluminados, mientras que los de alto brillo reflejan demasiado y generan deslumbramientos. Si hay dudas, optar por tonos neutros y maderas claras, que armonizan fácilmente con diferentes estilos y colores.

4. Descuidar las transiciones entre ambientes

El error: Combinar materiales distintos sin planificar cómo se unirán puede generar cortes abruptos, diferencias de altura o zonas de tropiezo. Además, da una sensación visual desprolija.

Cómo evitarlo: Prever las transiciones desde el proyecto. Utilizar perfiles o tiras de transición para suavizar los cambios entre materiales, o bien unificar el pavimento en áreas abiertas para lograr continuidad visual. También es fundamental coordinar espesores antes de la instalación para evitar desniveles.

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5. Elegir por estilo y no por practicidad

El error: Dejarse conquistar por la apariencia sin considerar el mantenimiento o la durabilidad. Los suelos brillantes, por ejemplo, realzan el espacio, pero también muestran cada huella, arañazo o mancha.

Cómo evitarlo: Evaluar el estilo de vida de los huéspedes y el uso del espacio. En hogares con mascotas o niños, conviene priorizar materiales resistentes y de fácil limpieza, como porcelanatos. Buscar siempre un equilibrio entre estética, confort y funcionalidad: el pavimento debe lucir bien, pero también acompañar la rutina diaria sin volverse un problema.

6. No pensar en la dirección del suelo

El error: Instalar el pavimento sin considerar la orientación de las piezas puede alterar la percepción espacial o incluso comprometer la estabilidad del conjunto.

Cómo evitarlo: La dirección influye en la fluidez visual del espacio. Los tablones colocados horizontalmente ensanchan ambientes angostos, mientras que los dispuestos longitudinalmente los alargan.

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7. Escoger un revestimiento sin contemplar qué lugar ocupará

El error: En cocinas, baños o exteriores, es frecuente dejarse seducir por un diseño atractivo sin considerar la resistencia y el mantenimiento del material. Maderas sin tratar, mármoles porosos o piedras naturales pueden verse espectaculares, pero se manchan, absorben humedad y se deterioran con facilidad.

Cómo evitarlo: Priorizar siempre materiales fáciles de limpiar y resistentes a la humedad, como porcelánicos, cerámicos o vidrio. Hoy existen opciones que imitan con gran realismo texturas de madera, piedra o cemento, ofreciendo la calidez de lo natural con el desempeño técnico de lo industrial.

8. No contemplar la continuidad entre revestimiento y pavimento

El error: Elegir pavimentos y revestimientos de forma independiente puede generar rupturas visuales o falta de coherencia espacial. En espacios integrados como cocinas abiertas o baños en suite, los cambios bruscos de material o tono pueden interrumpir la fluidez del diseño.

Cómo evitarlo: Pensar el conjunto como una unidad. Optar por materiales que dialoguen entre sí en color, textura o formato, aunque sean distintos. Mantener una paleta coherente o una línea de diseño compartida (por ejemplo, un porcelanato en el suelo y el mismo en formato rectificado sobre la pared) aporta continuidad visual y sensación de amplitud.

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