Con una fórmula singular que combina creatividad, patrimonio arquitectónico y visión comercial, la exhibición ha construido una trayectoria sólida, posicionándose como una cita ineludible tanto para profesionales consagrados como para jóvenes talentos del interiorismo.




Situado en la calle Sagasta 33, esta joya del eclecticismo madrileño fue construida entre 1899 y 1901 por el arquitecto bilbaíno Luis de Landecho Jordán y Urríes. A pesar de estar concebido como dos cuerpos independientes, el conjunto se diseñó como una unidad estética, destacando por su fachada imponente de estilo francés.
La edición 2025 no fue la excepción. Para esta ocasión se eligió un edificio de finales del siglo XIX, que encarna plenamente la tipología que caracteriza a la muestra a lo largo de sus 33 años de historia.
De la mano de este espíritu nómade y clara visión cultural, Casa Decor recorrió palacios, embajadas, conventos, bancos, residencias señoriales y construcciones industriales, conformando un catálogo viviente del patrimonio urbano.
Cada año, el evento se reinventa, ocupando un edificio distinto en la capital española, con el propósito de abrir al público espacios emblemáticos que, en muchos casos, permanecen cerrados o desconocidos.
Con una fórmula singular que combina creatividad, patrimonio arquitectónico y visión comercial, la exhibición ha construido una trayectoria sólida, posicionándose como una cita ineludible tanto para profesionales consagrados como para jóvenes talentos del interiorismo.

Con más de 3.000 metros cuadrados expositivos distribuidos en tres plantas, el edificio acogió 57 espacios intervenidos por diseñadores y marcas que, durante seis semanas, transformaron los interiores en una experiencia memorable. Bajo el lema “La edición de los sentidos”, la propuesta de este año se presentó como una auténtica exaltación multisensorial impregnada de espacios pensados para ser vividos.
Como si se tratara de una pasarela de alta costura, Casa Decor volvió a anticipar las tendencias que marcarán el interiorismo del futuro. Pero lo hizo desde un enfoque distinto: cada ambiente fue concebido para provocar una reacción, una emoción, un estado de introspección.
Algunos espacios escaparon de las categorías tradicionales del hábitat y ofrecieron al visitante un entorno sin etiquetas, donde el diseño se convirtió en un vehículo para sentir, activar la memoria o la imaginación.
Desde salones y comedores hasta lobbies de hoteles de lujo, cocinas, baños y espacios conceptuales, la exhibición permitió explorar inspiraciones que marcarán el rumbo del interiorismo en los próximos años.
Como un escaparate de tendencias, se reunieron nuevas formas de habitar espacios con propuestas innovadoras que incluyeron materiales sostenibles, lujo minimalista, cocinas eclécticas y baños sensoriales. Estas son algunas premisas que valen la reflexión.




La nobleza de lo natural
Los materiales naturales siguen siendo fundamentales en la narrativa del diseño contemporáneo. Madera, fibras vegetales, cerámica y arcilla se fundieron con las formas más vanguardistas para generar espacios con alma.
La piedra, en especial, ocupó un lugar protagónico, utilizada tanto como pavimento hasta en superficies sinterizadas de última generación. El espacio Sixty Pro, diseñado por la arquitecta Beatriz Silveira, resultó un homenaje a la belleza de las piedras naturales, aplicadas en una cocina de inspiración natural y moderna.

Volver al origen
Numerosos espacios evocaron hábitats ancestrales —cuevas, minas, grutas— en un claro deseo de reconectar con la tierra. Este enfoque primitivo no solo se expresó en formas y texturas, sino también en la paleta cromática, con el verde como gran protagonista. El uso de plantas, ramas, raíces o agua invitó a reflexionar sobre la simbiosis entre el ser humano y su entorno natural.

La propuesta de Neolith, diseñada por el estudio Davidedavid, exploró la conexión entre el ser humano y su entorno, inspirándose en la arquitectura japonesa contemporánea. El diseño jugó con la luz y la sombra, lo metafísico y lo intersticial, la calidez de la vegetación y la sofisticación del mármol.
Espacios sin fronteras
La arquitectura del hogar continúa evolucionando hacia modelos abiertos y polivalentes. La cocina, en particular, sigue siendo el epicentro de la vivienda, integrando zonas de ocio, comedor, descanso y reunión. Los proyectos más destacados demostraron cómo este espacio se transforma en epicentro emocional y funcional de la vivienda.




La instalación Terra, diseñada por Devesa & Agenjo, se inspiró en la cocina como eje vertebral, un espacio funcional y emocional donde reunirse, tomar largos cafés o preparar una receta especial.
Artesanía en clave contemporánea
La revalorización de los oficios tradicionales fue una constante. Las piezas artesanales, reinterpretadas con mirada actual, se integraron en los espacios no como meros elementos decorativos, sino como testimonio de una identidad cultural que resiste y evoluciona. Lo hecho a mano se posicionó como lujo auténtico frente a lo seriado.
Los textiles artesanales y coloridos de Baimara deleitaron acercando la sabiduría ancestral de las comunidades de la Cordillera de Los Andes. Sus piezas, hechas con telares artesanales, llevaron exquisitez a tres espacios de la muestra en formato de alfombras, almohadones, banquetas y pufs

Materiales clásicos con acabados innovadores
Los materiales y revestimientos decorativos tradicionales como pinturas, panelados y molduras convivieron con otros más innovadores para determinar espacios funcionales y estéticos. A pesar de que algunos de estos materiales son todo un clásico en el diseño de interiores, todavía siguen evolucionando para mejorar sus prestaciones, conseguir nuevos acabados y, sobre todo, ser más sostenibles.
En el espacio conceptual de Studio Lemon, El nido, se diseñaron paredes textiles con una placa de arcilla combinada con fibras vegetales y malla de yute. Además de conseguir un acabado muy orgánico y rústico, entre sus propiedades destacaron la regulación de la humedad, su permeabilidad al vapor de agua, su baja conductividad y alta inercia térmica para conseguir el máximo confort con un menor costo energético.

La reversión del microcemento
Si bien este material lleva varios años en tendencia, en 2025 irrumpe con fuerza como una de las mejores opciones para decorar estancias. Con gran personalidad, resistencia y versatilidad, se puede utilizar tanto en suelos como en paredes o muebles.

El espacio de baño Lo esencial, de Andreína Raventós Arquitectura, emuló una cuerva moderna que invitó a reflexionar sobre la importancia de conectar con la esencia. Todo el diseño integró materiales sostenibles y naturales con el microcemento como protagonista en conjunto con la arcilla y el mortero de cal, dos de los materiales de construcción más antiguos que se han actualizado con usos contemporáneos.
Funcionalidad que no renuncia al diseño
Entre los materiales que han sabido adaptarse a las exigencias estéticas del interiorismo contemporáneo, la cerámica y el porcelánico ocupan un lugar privilegiado. Tradicionalmente asociados a áreas funcionales como cocinas y baños, hoy protagonizan ambientes de alta gama gracias a su evolución técnica y estética.
Tal como demostró la última edición de Casa Decor, la amplia gama de acabados, formatos y tonalidades convierte a estos materiales en aliados clave para quienes buscan unir resistencia, practicidad y estilo. Desde la cerámica de arcilla roja hasta el porcelánico de pasta blanca, este dúo se consolida como una de las elecciones más completas del mercado, ideal para proyectos residenciales y comerciales que exigen innovación sin renunciar a la belleza.
El baño diseñado por Lieve Studio resultó un ejemplo inspirador, presentando un espacio amplio, vibrante y lleno de carácter, que combinó cerámicas de manera audaz en tonos rojos y verdes para crear un ambiente dinámico, acogedor y estimulante.
